Rosario
Mi querida ciudad
te veo como una persona arreglada.
Te camino tus calles y
me enorgullece ser un rosarino de ley.
Una ciudad con aroma a tilo.
Vienen los turistas
y te ven
limpia, ordenada,
caminan tus parques y tus porqués,
recorren tu río que te compaña de norte a sur.
Y en ese camino, se alza
El monumento a la Bandera como una mujer.
De espalda,
un barco de mármol
que lleva las banderas de América.
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