martes, 8 de mayo de 2012

Una esquina Un hombre estaba chateando con una mujer. Varias veces ella dijo: ¿Podemos encontrarnos? Él aceptó y le preguntó ¿Cómo sos? Averígualo, indicó ella. Arreglaron hora y lugar. El señor se vistió con un traje blanco y corbata azul. Ella, con un vestido celeste como el cielo. Él llegó primero a la antigua esquina, con su calle de adoquines. Estaba esperando que llegara ella; un poco inquieto , miraba su reloj. ¿Se habrá olvidado? Caía una garúa infinita cuando oyó una voz que lo llamaba:- ¡Pedro, aquí! Yo soy Ana. Mirándose se tomaron de las manos. El tiempo dirá.