
Una noche en una playa del océano Pacífico
un señor le da una sorpresa a su mujer.
Prepara una mesa bien antigua, romántica.
Vino ella vestida de blanco
como si fuera al altar y
él estaba esperándola
como si fuera el primer día que la conocía.
Él estaba esperándola
para invitarla a un palacio real.
Los dos estaban en un mundo maravilloso
iluminados por un arco iris , mientras
bailaban como Ginger y Fred.
1 comentario:
Hola Hector Daniel, muy bonita tu poesia como siempre, me gusta lo que escribis porque generalmente contiene mensajes de amor y eso es lo que el mundo necesita.
Un abrazo desde Australia
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