martes, 26 de abril de 2011

Esa tarde


Yo estaba entre mis cuatro paredes,
en mi soledad.
De pronto me puse el saco,
me fui a caminar.

Llegué a una plaza y lo vi.
Un banco, estaba un poco roto.
Me senté.

Vino una mujer y se sentó a mi lado.
Vendía las flores
La miré, era una muñeca de cristal.
Conversamos poco.
Me dejo una flor en el ojal de mi saco.
Se marchó como una ola de mar.

No hay comentarios: